lunes, 4 de octubre de 2010

Cuestión de gustos

Esta mañana, viajando en el tren que todos los días nos lleva hasta la facultad, surgió una curiosa conversación. Mi interlocutor (cuyo nombre me reservaré, al menos hasta que de su consentimiento para aparecer aquí) y yo discutíamos sobre si los superhéroes de DC Comics son más interesantes que los de Marvel.


En nuestras mentes resonaba la pregunta clave del asunto: ¿Por qué motivo los personajes de DC tienen superpoderes claramente superiores a los de Marvel? La respuesta es bien sencilla, esos omnipotentes seres también tienen debilidades demasiado poderosas (véase el color amarillo, el fuego o la kryptonita). Sin embargo, mi solución no satisfizo al otro implicado, con lo que, resignado, decidí dejar nuestro pequeño duelo de frikismo en tablas (al menos durante nuestra estancia en clase).

Sin embargo, esta tarde, leyendo Green Lantern: Emerald Twilight (e influenciado por haber leído ayer mismo Green Lantern: Emerald Dawn I & II), creo haber dado con la clave del asunto. ¿Por qué un guionista crearía personajes capaces de prácticamente cualquier cosa? Pues, simplemente, porque va a hacer que sufra lo indecible (y tal vez más) en su vida personal.

Para ilustrar mis palabras, veamos un ejemplo: Los mutantes de X-Men, creación de Stan Lee, son odiados por los humanos con los que tienen la desgracia de compartir su planeta. El Detective Marciano, por su parte, siempre ha gozado de bastante aceptación pública, aunque claro, él no tiene otros marcianos con los que charlar, ya que es el último de su especie.

Otro posible ejemplo es Spider-man. Peter Parker tuvo que crecer criado por sus tíos debido a la prematura muerte de sus padres. Cuando adquirió sus poderes, provocó, accidentalmente, la muerte de su tío Ben. Y además está el caso de Gwen Stacy, quien murió mientras él trataba de salvarla, y tal vez debido a ello. Por otra parte, el personaje Linterna Verde de DC también ha sufrido lo suyo. Vio morir a su padre (piloto de pruebas) en un accidente de jet, cuando adquirió sus poderes su mejor amigo murió por su culpa, su ciudad natal fue destruida, fue poseído por un ente alienígena que trató de destruir a los Green Lantern Corps a través de él y, por último, tuvo que morir y resucitar.

Por supuesto, como apunte final, no podía faltar la “familia” de Batman. Además de su propia desgracia (Bruce Wayne vio morir a sus padres ante sus ojos), están la de los tres Robin (todos huérfanos, y uno de ellos fue asesinado por el Joker) y la de Batgirl (quedó parapléjica por culpa, una vez más, del Joker).

En resumen, parece claro que los personajes nacidos en DC, además de conseguir grandes habilidades para su lucha contra el crimen, reciben sus dosis periódicas de desgracias a cambio como una forma de “mantener el equilibrio”. Tal vez ese sea también el motivo por el que los personajes de Marvel suelen ser más “humanos”, si yo tuviese que pasar por lo que pasan ellos, lo último que me preocuparía sería conservar mi humanidad. Podría volver a enunciarse la famosa frase: “Todo gran poder conlleva un gran sufrimiento”.

Y con esto llegamos al final, esperemos que esta disertación acerca de las desgracias que tienen que vivir los héroes de cómic satisfaga al otro implicado en la discusión, de lo contrario esta historia seguirá durante mucho más tiempo del que Flash puede correr…

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